26.3.12

Y mi mamá ahí de alcahueta, enterada de todo.

Madrugué por mi despertador como es de costumbre. Todo iba normal: me tambaleaba un poco por el sueño, y como me había acostado con el cabello mojado, no se me había secado del todo. Ya estaba casi lista, me había puesto el uniforme de educación física. Solo me faltaban las medias y los horribles zapatos de goma que en sus inicios eran totalmente blancos pero que ahora de tanto sucio están amarillos y negros, además de que tienen las suelas curtidas.

Me había pintado las uñas el día anterior  para verme mas arreglada y obviamente, mejor, pero surgió algo: La parte de arriba de mi ropa interior llevaba un estampado tan colorido que se podía ver a través de la camisa (que oso). Fue rarisimo, pero mas rarisimo fue que no conseguía otro que no se notara y no, no me iba a poner otra camisa abajo. Me moriría del calor.

Y como soy una niñita, fui a donde mami para que me ayudara. ¡No podía salir así a la calle! pero lo único que hizo fue poner un gesto en su cara con el que me decía algo como: "Ese es tu problema malditaperrasucidacogidaputaputaputamalditamalditavergapenevagina" y así fue como renuncié a ese día. Fui a mi cuarto, cerré la puerta y me acosté de nuevo en mi cama, con el uniforme aún puesto. En realidad si tenía otra cosa que ponerme pero nadie tenía porqué saberlo. ¡EL SOSTÉN ERA MI EXCUSA! tenía que entregar unos ejercicios de matemáticas que no había hecho, y odio mi apariencia con el uniforme de educación física. Ha de ser por los zapatos.

Resumiendo: no fui a estudiar. Me sentía como una bolsa de abono, seguro porque la responsabilidad me decía que no debía faltar, el profesor de biología iba a explicar algo importante para una evaluación posterior. Pero supongo que será una buena manera de ver que tan buenas amigas tengo. Me deben pasar la clase, espero.

Me levanté, me cambié de ropa, y fui a la computadora. Ya estaba encendida.

Transcurrido todo eso, cuando llegó el momento en el que mi papá tendría que llegar, que por supuesto no podía saber que no había ido a clases, emprendí una misión: "Parecer recién  llegada de la calle". Se me ocurrió dar varias vueltas por toda la casa corriendo para transpirar un poco, pero no. Me puse algo de rubor y rimel, que por cierto me lo corrí todo. Tomé mi dedo y comencé a "difuminar" el rimel por todo mi ojo. El maquillaje se me había desgastado por un día largo. Tenía que creerme. Me hice una cola de caballo despeinada y metí algunos cuadernos en mi bolso. Lo dejé abierto y lo puse sobre el sofá. Tomé una libreta y me puse a escribir esto que ahora estoy transcribiendo.

Llegó. Me dijo que había llegado temprano. Le dije que habían faltado algunos profesores. Y fin.

Menos mal que no me preguntó que estaba escribiendo.


No hay comentarios: